Tu nuevo cachorro necesita muchas atenciones (compañía, educación y juego) pero también que le enseñen a entretenerse solo y a disfrutar del tiempo cuando se quede solo en casa. Si no, un vacío social puede resultar un lugar muy solitario.
Es de esperar que los cachorros y los perros desarrollen una serie de problemas de comportamiento como hacer sus necesidades dentro de casa, mordisquear, escarbar o ladrar continuamente, si les damos demasiada libertad y les vigilamos poco durante sus primeras semanas en casa.
Los cachorros y los perros recién adoptados pueden volverse excesivamente dependientes de sus propietarios si se pasan demasiado tiempo “pegados” a ellos durante los primeros días en casa.
Los perros demasiado dependientes normalmente sufren ansiedad cuando se quedan solos en casa e intentaran adaptarse al estrés de quedarse solos dedicándose a las actividades típicas de los perros (mordisquear, escarbar, ladrar…) lo que no tardarán en convertirse en problemas de comportamiento en ausencia del propietario. ¿Y qué otra cosa podrían hacer? Los perros con un nivel excesivo de estrés pueden llegar a desarrollar algún comportamiento maniático y pasarse el día dando vueltas en círculo, caminando inquieto o jadeando.
Un sitio especial
A los perros les gusta tener su propia “guarida”. Un lugar privado donde estar tranquilo, mordisquear huesos o incluso echarse una siesta. Una buena “guarida” podría ser una jaula de transporte, con una cama dentro. Esta jaula puede ser de gran ayuda para la educación de nuestro perro.
Aparte de su función evidente para transportar al perro en coche o avión, podemos utilizar la jaula para guardar a nuestro perro durante períodos cortos de tiempo mientras no podemos atenderles. De esta manera evitar problemas, que haga sus necesidades dentro de la casa, mordisquee con energía o escarbe cuando no debe. Además el transportín se puede usar específicamente para enseñar a nuestro perro buenas costumbres de conducta higiénica, a establecer la costumbre de mordisquear los juguetes difíciles de romper (tipo kong), para reducir los ladridos excesivos, prevenir que escarbe en el jardín y para aumentar su confianza y su tranquilidad.
Para empezar, cuando estés en casa, guarda a tu perro de vez en cuando en el transportín durante “pequeños momentos de calma” para enseñarle buenos hábitos higiénicos y para que vaya ganando confianza. Con el tiempo tu perro aprenderá a querer disfrutar al máximo de corretear por casa tanto si estás tú como si no.
Enseña a tu perro a disfrutar de su guarida
Una jaula para un perro no es muy distinta de un parque de juegos infantil o de una habitación pequeña. Lo primero que debemos hacer es enseñar al perro a disfrutar al máximo de su jaula y a querer pasar tiempo en ella.
Mete toda una ración de su comida diaria dentro de un juguete para morder (tipo kong), átalo a la puerta de la jaula y deja la puerta abierta para que el pero entre y salga cuando quiera. Premia a tu perro cuando esté mordisqueando el juguete y vigílalo si sale de la jaula. Cuando el perro lleve dentro un buen rato mordisqueando el juguete puedes probar a cerrar la puerta.
Pon su segunda ración de comida dentro del juguete, mete dentro de la jaula el juguete para morder relleno y cierra la puerta dejando al perro fuera. En cuanto veas a tu perro intentando abrir la jaula para coger su comida, déjale entrar y cierra la puerta cuando pase. A partir de ahora dale a tu perro juguetes para mordisquear siempre que esté en su jaula. Pronto aprenderá que estar en su jaula es algo bueno, suelen ser períodos cortos y lo pasa bien.
Cuando estés en casa mete a tu cachorro de vez en cuando en su jaula con varios juguetes para morder rellenos de comida y golosinas. Meter a un perro en su jaula con uno de estos juguetes es como meter a un niño en una habitación sólo con un videojuego. Esto se llama auto moldeado. Lo único que tienes que hacer es crear la situación, y tu perro se educará a si mismo automáticamente. Cada trozo de comida que consiga sacar del juguete le reforzará el hecho de mordisquear ese tipo de juguete y le mantendrá calmado y en silencio. Tu perro pronto se convertirá en un adicto a los juguetes rellenos y apenas tendrá tiempo para pensar en mordisquear lo que no debe, para ladrar o para escarbar. Y si está felizmente absorto mordisqueando su juguete, se impacientará menos.
Del libro de Ian Dunbar: Un cachorro en casa