Muchos de vosotros ya sabréis que la teoría de la dominancia
es una teoría obsoleta y que la dominancia en realidad no existe, pero aún hay
mucha gente que sigue creyendo en ella. El propio precursor de la teoría de la
dominancia David L. Mech ha dicho que se equivocó y que incluso el término
“macho alfa” es erróneo.
A continuación os pondré los comportamientos que según la
teoría de la dominancia (T.D.) tienen los perros “dominantes” y la explicación
real de ese comportamiento que evidentemente no tiene nada que ver con la “dominancia”.
T.D.: No se debe dejar
nunca que el perro cruce la puerta de casa antes que nosotros.
Realidad: Si
nuestro perro se empeña en cruzar la puerta de casa delante nuestro es
simplemente porque tiene prisa por salir a la calle. La calle es un lugar
excitante, divertido y lleno de olores interesantes, lo normal para un perro es
querer ir a la calle lo antes posible.
T.D.: No se debe dejar
subir al perro al sofá, debe estar en el suelo “por debajo nuestro”.
Realidad: El
perro sube al sofá porque nosotros nos sentamos en el sofá y quiere estar cerca
nuestro y porqué es mucho más cómodo que el suelo o que su cama.
T.D.: Nunca se debe
dejar dormir al perro en nuestra cama, es un sitio de privilegio sólo destinado
a los “líderes”.
Realidad: Si
tuvieras que elegir entre dormir en un trozo de espuma de 5 cm de grueso puesta
en el suelo y un colchón de látex con un mullido edredón nórdico encima ¿qué
elegirías?. Tu perro no es tonto y siempre buscará dormir en el sitio más
cómodo posible. Si puede, siempre elegirá por este orden: la cama, el sofá, su
cojín.
T.D.: Debes comer tu
primero y nunca dar de tu comida al perro. Así le haces entender quien manda y
que tu comida está reservada sólo para el “líder”, tú.
Realidad: Si
comes tú primero tendrás al perro a tu alrededor ansioso esperando el momento
de comer pero no entenderá que tu eres “el que manda”. Lo recomendable es darle
su ración de pienso antes de que te sientes a la mesa, así tu perro tendrá el
estómago lleno y se quedará tranquilo mientras tú comes. Si no le das nunca de
tu comida a tu perro , lo único que él entenderá es que no compartes eso que
huele tan bien con él.
La opción de dar o no comida al perro mientras se come o al haber
acabado, es muy personal. El problema es un perro que pide comida mientras
estamos comiendo y no deja de molestarnos. Hay que educar al perro para que no
moleste mientras comemos, pero si no lo hace, se le puede dar comida mientras
comemos o al acabar.
T.D.: No permitir
nunca que un perro tire de la correa o camine por delante nuestro. El “líder”
debe caminar delante.
Realidad: Un
perro puede tirar de la correa por varios motivos: tiene prisa por llegar al
lugar al que va, tiene miedo y quiere escapar de la situación en la que se
encuentra, nadie le ha enseñado a no tirar de la correa.
T.D.: Cuando se juegue
con el perro no se le debe dejar ganar nunca, siempre debemos ganar nosotros
para enseñarle “quien manda”.
Realidad: Un
perro cuando está jugando, está jugando. Si el juego consiste en tirar de una
cuerda, tirará con fuerza para llevársela, pero cuando lo consiga volverá a
ofrecérnosla para que la cojamos y sigamos tirando de ella y no se acabe la
diversión. El perro no es competitivo ni tiene una lista personal grabada en su
cerebro con los puntos que se va anotando.
Por otro lado, si siempre que jugamos con nuestro perro “ganamos”
nosotros, el perro acabará frustrándose y perderá interés por el juego. A nadie
le gusta perder siempre en los juegos.
T.D.: El perro nunca
debe iniciar el juego, siempre debemos iniciarlo y acabarlo nosotros.
Realidad: Si
siempre que el perro inicia el juego nosotros lo ignoramos acabamos por inhibir
ese comportamiento. Nuestro perro no intentará nunca jugar con nosotros, no
será un perro espontáneo que cuando está contento nos pide juego. Que nosotros
acabemos el juego o decida acabarlo el perro porqué está cansado, por ejemplo,
no le hace pensar al perro que “manda” él o que “mandamos” nosotros. Si está
cansado e interrumpe el juego, es por ese motivo. Si lo interrumpimos nosotros
querrá seguir jugando porqué es divertido, nada más.
T.D.: Al perro hay que
enseñarle obediencia y con “mano dura” para que sepa quién “manda”.
Realidad: Al
perro hay que educarlo. Hay que enseñarle las normas básicas de convivencia y
de la forma más amable posible. El refuerzo positivo es la mejor manera de
hacerlo; los estudios científicos sobre perros lo corroboran. No es necesario
ni aconsejable tener un perro-soldado que camine a nuestro lado al paso. Nunca
se deben utilizar collares de pinchos, ahorque o eléctricos para enseñar NADA a
un perro. Son muy peligrosos para su salud física y aún más para su salud
mental.
T.D.: Hay que meter la
mano en la comida del perro mientras come para que aprenda a no defender su
comida.
Realidad: No hay
que molestar jamás a un perro mientras come. La mayoría de perros no tienen
reacciones violentas mientras comen a no ser que se les haya molestado
repetidamente mientras comían. Un perro normal no tarda más de 5 minutos en
acabarse su ración de comida, ¿de verdad no puede tu perro disponer de 5
minutos sin que nadie le moleste?.
T.D.: No se debe dejar
al perro que pida caricias y que insista en pedirlas.
Realidad: El
contacto físico para un perro es muy importante. Los perros se dejan acariciar
por gente en la que confían y pedirnos caricias es el comportamiento más normal
de cualquier perro. Yo, personalmente, me preocuparía mucho si mi perro no
quisiera que yo lo acariciase…
T.D.: No hay que
permitir al perro tumbarse o dormir en lugares “claves” de la casa como la
puerta principal o en la parte alta de las escaleras.
Realidad: Los
perros se tumban en el lugar de la casa más confortable. Los cachorros buscarán
sitios seguros o simplemente se tumbarán a dormir cuando tengan sueño, les
pille donde les pille. Frecuentemente, los perros que tienen calor buscan
corrientes de aire y la puerta de entrada es un lugar por dónde seguramente
entrará aire fresquito.
T.D.: El perro siempre
debe “dejarte paso” en casa, incluso si está durmiendo en medio del pasillo.
Realidad: La
mayoría de perros adultos se sienten tranquilos y relajados en casa. Si están
tumbados en medio del pasillo seguirán tumbados tranquilamente sabiendo que tú
puedes pasar por un lado o por encima de ellos. Me parece innecesario despertar
a un perro que está durmiendo tranquilamente en mitad del pasillo para que nos
deje pasar…. a no ser que estemos trasladando el sofá de sitio.
Un par de reflexiones:
Los perros son animales sociales, lo único que quieren es
colaborar con nosotros, hacer cosas a nuestro lado. No hay ninguna oscura
conspiración canina para dominarnos ni tu perro está todo el día pensando cuál
es el lugar “clave” de la casa para apoderarse de él y demostrarte su
“dominancia”.
Dejemos a los perros ser perros y seamos nosotros humanos.