¿Has visto alguna vez a un perro pasear con un lazo amarillo atado a su
correa? Hoy te voy a explicar en qué consiste esta maravillosa iniciativa.
En 2012 nació The Yellow Dog
Project, un proyecto para proteger a los perros que necesitan espacio
cuando pasean. Se trata de una iniciativa internacional para mejorarle la vida a
nuestros compañeros mediante un simple lazo amarillo.
Este proyecto va dirigido a
aquellos animales que por diferentes motivos necesitan espacio. El método es
muy sencillo, se trata de poner un lazo amarillo en la correa de nuestro
perro. De esta manera le indicamos a la gente que no debe acercarse a
nuestro perro ni tocarlo.
Lo que se pretende con
este aviso es evitar al perro esos momentos
de estrés y así trabajar con él en el refuerzo positivo para
conseguir que ese comportamiento se elimine y sea
un perro más feliz. También es una manera de
educar a la gente para que el contacto con los perros sea el adecuado.
Hay diversos motivos por
los que un perro puede necesitar un poco de espacio:
Problemas de salud: Se trata
de animales que tienen enfermedades contagiosas o que están recuperándose de una operación.
Perros inseguros y reactivos: En
ocasiones los animales actúan de manera agresiva por diversas razones
(miedo y estrés). Si un perro es propenso a ello, el lazo amarillo es un
buen indicativo para que no se acerque nadie hasta que su situación mejore.
El miedo: Algunas
de nuestros perros son muy tímidos y lo pasan mal cuando se acercan animales
o personas que no conocen. Lo mejor es ahorrarles el mal trago hasta que consiga poco a
poco sociabilizarse.
En fase educativa: Un perro
con un lazo amarillo atado a su correa o a su cuello, puede que esté
siendo educado para modificar una mala conducta. Es un problema para el
dueño que alguien pueda descontrolarlo. Es el caso de animales que están
aprendiendo a pasear sin tirar de la correa.
Perros que acaban de ser
adoptados: Los perros que acaban de encontrar un hogar tienen que adaptarse poco
a poco a su nuevo entorno. Estos animales necesitan aprender a confiar en su nueva familia. Estos
perros son más propensos a agobiarse y asustarse ante cualquier animal o
persona desconocidos.
Ancianos: Los
perros mayores necesitan espacio y tranquilidad. A algunos incluso les cuesta caminar o sufren dolores y no
necesitan que un gran perro eufórico se les eche encima.
Qué hacer si
ves un perro con el lazo amarillo.
Evita acercarte o acercar a tu perr@,
porque puede que el animal y su dueño necesiten espacio.
Si te acercas debes
hacerlo con cuidado y siempre avisando o pidiéndole permiso a su dueño.No importa
que tu perro sea muy educado o amistoso, lo mejor es dejarle espacio al otro
perro.
Por lo que respecta a los dueños que decidan
usar este método, deben saber que es una medida temporal. No
podemos aislar a nuestros perros del mundo, debemos dejar que sean
sociables. Si no consigues solventar el problema, puede que necesites
ayuda de un profesional.
El lazo amarillo tampoco sirve para evitar otras
medidas necesarias. Por ejemplo, si un perro es agresivo puede que también haya
que hacer uso de un bozal.
Mucha gente cree que cortar el pelo de su perro hará que esté más fresquito y se sienta mejor, pero en ocasiones esto puede ser muy perjudicial. Aquí os dejo un artículo que explica perfectamente este tema.
Existen dos tipos de pelo en lo que a su composición se refiere:
- Pelo de cobertura: yorkshires, malteses, etc. Son perros que sólo tienen una sola capa de pelo.
- Doble capa (Pelo de cobertura y subpelo): la mayoría de los perros
pertenecen a este grupo. Unos tienen un pelo de cobertura de crecimiento
continuo y poco subpelo como puede ser un lhasa apso, y otros tienen un
pelo de cobertura corto o medio con mucho subpelo, que suelen ser
perros preparados para combatir temperaturas extremas.
En la siguiente imagen se un claro ejemplo de cómo funciona el pelo
de doble capa como protección contra los rayos solares y la
transpiración.
En el caso de perros con pelo de cobertura sin subpelo, las consecuencias de cortarles demasiado corto son las mismas.
Además, si rapamos ese pelo estamos alterando su proceso de
crecimiento, lo que conlleva a un crecimiento irregular, lento, y un
pelo nuevo sin fuerza, brillo y hará cada vez mudas más fuertes y
exageradas. ¿Por qué?
Enumeramos los motivos:
1) El pelo de cobertura se pierde porque le come terreno el subpelo.
2) Ese subpelo es el que vemos cuando decimos: “ha perdido textura, brillo, fuerza, le vemos más rizado…”
3) Las mudas serán cada vez más intensas
4) Al rapar este tipo de pelo y otros pelos a una medida muy corta
conseguimos no sólo quemar la piel del animal, sino dañar el músculo
erector del pelo. El músculo erector se encarga de renovar la capa de
grasa protectora de la piel. Si el músculo no funciona, la piel no se
protege ni se nutre, y esto da lugar a problemas de piel como dermatitis
y seborreas.
5) Es muy probable que también se vea afectado el crecimiento del pelo,
razón por la que muchos perros siguen con calvas incluso años después de
un rapado. 6) Al cortar demasiado corto, hay poros que se queratinizan y
quedan inservibles. Para contrarrestar, el resto de poros intentan
realizar el trabajo suyo y el de los poros inservibles, provocando
también por esta razón un exceso o defecto de fabricación de grasa y,
como consecuencia, dermatitis, seborreas y alergias.
Lo que les hace pasar calor es toda esa muda y nudos que hay que
cepillar. Si no se quita esa muda, la piel no transpira y, a parte de
pasar calor, puede provocar problemas de piel a causa de esa no
transpiración.
Y contamos todo esto porque con la llegada del calor llega la necesidad incomprensible de rapar al perro muy cortito.
“Rápame a mi pastor alemán, rápame al golden, quiero pedir cita para
rapar un labrador (??????)” Son algunas de las frases que se repiten
cada verano.
Cuando nos piden rapar un perro de muda siempre explicamos lo mismo,
dedicamos mucho tiempo para hacer entender que no se debe hacer. Algunos
nos hacen caso incluso se sienten culpables debido a su desconocimiento
anterior, pero por desgracia, son muchos los que sólo piensan en
quitarse el pelo de casa sin importarles la salud de su perro,
insistiendo en que se le corte el pelo, porque además, pasa mucho calor,
que jadea mucho:
1: el perro tira pelo porque es un perro de muda.
2: el perro jadea porque es su método de refrigeración. No sudan por el cuerpo como nosotros.
El pelo protege al perro del sol, frío, calor y viento como ya hemos
dicho. Si quitamos ese pelo, dejamos la piel expuesta a este tipo de
factores ambientales que pueden derivar en problemas a largo plazo
(melanomas producidos por quemaduras).
¿Cuántas personas vemos en verano con la cabeza totalmente afeitada o
personas ya calvas que no se protejan con una gorra? Nadie, ¿verdad?
Pues como ya hemos dicho que las capas de la piel de los perros son
menos en número que las de los humanos, esta práctica es aún mucho más
dañina para ellos.
Los collares estranguladores pueden producir lesiones muy graves en los ojos de los perros
Que los collares mal utilizados
pueden (y de hecho así sucede) producir lesiones más o menos graves en
el cuello de los perros (vértebras, y también laringe y esófago) es algo
sabido y además obvio físicamente. Sin embargo, lo que
es menos conocido es que un collar mal utilizado puede causar también presión intraocular en los perros.
Arnés… mejor que collar
El año pasado conocimos un caso en el que un perro murió por el uso extremo de un collar de ahorque.
Pero sin llegar a esos extremos el estudio es claro: Se evaluaron 51
ojos pertenecientes a 26 perros. Se midió la fuerza de tracción que
ejercían los perros a los diferentes métodos de sujeción utilizados
(collares y arneses), a continuación se obtuvieron las mediciones de la
presión intraocular en los perros cuando iban caminando con esa presión
en el collar o el arnés. La presión intraocular se incrementó
significativamente desde el inicio cuando se aplica presión a través de
un collar, pero no a través de un arnés. Sobre la base de los resultados
del estudio, los investigadores aseguran que los perros con córneas
delgadas o débiles, glaucoma, o condiciones en las que un aumento de la
presión intraocular podría ser perjudicial deben usar un arnés en lugar de un collar, especialmente durante el ejercicio o actividad.
Fuente:Journal of the American Animal Hospital Association.
Los premios son la mejor manera de educar a un can, eso está claro, pero no tienen porqué ser comestibles.
Cada perro reacciona de una manera, algunos son más tragones que
otros y para éstos una chuche siempre será un estímulo apetecible. Pero
incluso en ese caso, la ciencia ha descubierto, unas palabras de ánimo,
una alabanza, resultan hasta más efectivas.
Es un nuevo estudio del equipo de Gregory Berns, el neurocientífico perruno de la la Universidad de Emory que ha logrado
analizar el cerebro de los canes al enseñarles a estar perfectamente
quietos dentro de una máquina de resonancia magnética.
En esta ocasión han analizado el cerebro de 15 perros de diferentes
razas mientras les mostraban imágenes de diversos objetos junto con dos
estímulos diferentes: comida -un trozo de salchicha- o las palabras de
alabanza de su dueño.
Y descubrieron que de los 15 perros, el cerebro de 13 de ellos mostraba igual o mayor reacción ante las alabanzas que ante la comida.
Después hicieron una segunda prueba con un pequeño laberinto: al
final del mismo había dos salidas, en una estaba el dueño del perro y en
otra un cuenco con chuches. No os sorprenderá saber que la gran mayoría de los perros optó por ir hacia sus dueños para recibir unos mimos.
Eso sí, los canes cuyos cerebros habían mostrado una mayor reacción
ante la comida, también fueron los que optaron por el cuenco de chuches
en esta parte del experimento.
¿Por qué es útil? En primer lugar demuestra, de nuevo, la importancia que dan los perros a la interacción con los humanos.
Además proporciona pistas prácticas para cualquiera que tenga que
educar a un can: si identificas cuál es su principal motivación, si
sabes que lo que más le gusta es recibir tus ánimos y alabanzas, será
más fácil que te haga caso y, de propina, más sano que darle chuches
todo el rato.
Y también porque ayuda, en el ámbito de los perros de trabajo, a
poder distinguir qué can sería un buen perro de terapia (prefiere los
mimos / alabanzas a la comida) antes que un perro cuya labor es más
autónoma, como los perros de rescate.
Cualquier dueño de una mascota quiere que su animal esté bien cuidado y que se sienta querido y parte de la familia.
Sin embargo, en ocasiones se suele perder el equilibrio y se le
proporciona una serie de cuidados innecesarios “por el bien de la
mascota”. ¿Es posible que haya dueños que puedan maltratar de manera
inconsciente a su perro?
Sí, los hay. Cuando se piensa en sus cuidados y en el bien del perro,
muchos de los actos que llevamos a cabo están basados en mitos o
comentarios que hemos oído de otros y que no sabemos cuán ciertos puedan
ser. Por ello hablaremos de esos cuidados que más que hacer bien al
animal, es un modo de maltrato sumergido.
Maltratar a un perro sin saberlo
Como decimos, hay muchos actos que se hacen con toda la buena
intención del mundo, dejándose guiar por los buenos consejos de otros,
pero que al final no hacen más que hacer daño a nuestra mascota. Estas son algunas de esas afirmaciones.
El perro necesita espacio
Debido a esta expresión, muchos dejan a sus perros en jardines o terrazas prohibiéndoles el acceso a la casa.
Es cierto que un can necesita espacio para jugar, para correr, para
saltar y para ser feliz. Aunque, ¿quién conoce la felicidad en
solitario? Tu peludo quiere jugar contigo, con tus hijos, ponerse a tus
pies cuando hace frío y buscar el lugar más fresco de la casa para
ponerse panza arriba cuando hace calor.
Quiere tus caricias, escuchar tus risas, ir corriendo hacia la puerta
cuando te ve llegar. ¿Cómo hará todo eso encerrado? Sí, porque aunque
tu terraza o jardín sea un espacio abierto al aire libre, el perro está
encerrado, privado de poder relacionarse con las personas que quiere.
¿Entiendes que esto es una forma de maltrato?
Los perros pequeños no necesitan salir a la calle
Como son tan pequeños la
casa debe parecerle enorme. Basándose en esto, muchos dueños de perros
pequeños los sacan apenas cinco o diez minutos una vez al día y a veces
ni eso.
A un perro, sea del tamaño que sea, le gusta correr, saltar y respirar aire fresco. No solo les gusta, lo necesitan.
Dependen de ti y de lo que estés dispuesto a darle, ellos nunca te
pedirán más de eso, pero recuerda que si dejas a un can siempre en casa,
estás maltratándolo.
Mejor que no se acerque a otros perros
Esta expresión se utiliza en dos situaciones diferentes:
Cuando el perro es agresivo. Mejor que no se
acerque a otros perros porque si los muerde o los agrede me veré en
problemas. Esta es la excusa que muchos dan, aunque es cierto que a un
can se le puede educar y controlar para que esto no suceda. Pero claro,
negarse a que se relacione con otros es lo más fácil.
Sobreprotección. También se puede querer evitar que
otros hagan daño a nuestro animal y lo sobreprotegemos evitando que se
mezcle con perros sin darnos cuenta que como le estamos haciendo daño en
realidad es de esa manera.
No importa cuál sea nuestra excusa, no es válida. Un perro necesita
relacionarse con otros de su especie, debe socializar para ser un peludo
amable, simpático y feliz. Negarle eso es como maltratar.
Voy a cortarle el pelo en verano
Pensando en nuestras necesidades, creemos que los perros tienen las
mismas y esto no es del todo cierto. El pelo de los peludos no necesita
ser cortado en verano para estar “más fresquito” como dicen muchos. Su cabello es su mayor aislante, tanto para el frío como para el calor.
Por tanto, corta el pelo necesario a tu perro cuando haga falta, olvídate de los mitos y simplemente piensa en lo que es mejor para tu mascota. Ante cualquier duda, nadie mejor que un veterinario para orientarte.
Mi perro necesita hacer ejercicio, voy a cansarlo
Mucha gente cree que su perro hace destrozos en casa o está nervioso porqué necesita más ejercicio o cansarse más y se los llevan a correr, atados a la bici, el monopatín, etc. En realidad un perro, para cansarse sólo necesita pasear suelto (o atado si no es posible) a su aire, pararse a oler todo lo que le apetezca, interaccionar con otros perros....
En el caso de un cachorro, es necesario que pueda jugar a su aire con otros perros, tanto cachorros como adultos y correr si lo desea, pero siempre a su antojo y por iniciativa propia.
Tirar la pelota al perro para que corra y se canse, también es contraproducente: estresa al perro y puede llegar a provocar problemas de agresividad con otros perros. Cuando salgas a pasear a tu perro, deja los juguetes en casa y busca lugares con muchos olores y otros perros con los que se pueda relacionar.
Le he puesto un collar de (ahogo, castigo, impulsos eléctricos) para educarlo
Los collares de ahogo, castigo o descargas eléctricas son auténticas herramientas de tortura. Están prohíbidos en muchos países, tanto su venta como su uso. En Barcelona ciudad, Madrid y otras poblaciones se ha prohibído su uso por normativa municipal.
Si tu perro tira de la correa o no obedece cuando lo llamas, contacta con un educador/a canino en positivo que te enseñe a educar a tu perro correctamente sin ningún tipo de maltrato y sin ningún tipo de herramienta de tortura, aversiva o que le provoque algún daño (físico o psicológico).
El bozal no es un castigo para el perro, es sólo un accesorio más que puede ayudar a tu perro en muchas situaciones. El bozal debe usarse de forma correcta y positiva. ¿Qué NO DEBE HACERSE NUNCA con el bozal?:
Utilizarlo sin haber habituado antes al perro a llevarlo: lo más probable es que el perro perciba el bozal como una molestia y su percepción del bozal vaya empeorando
cada vez que se le coloca a la fuerza. Cuando las malas experiencias se
repiten, los perros pueden intentar escapar o llegar a defenderse de
forma agresiva cuando ven que el propietario está a punto de ponerle el
bozal.
Utilizar los bozales de tubo de forma prolongada: además de ser prohibido su uso en algunos municipios, utilizarlos durante más que unos pocos minutos seguidos puede ser perjudicial para el perro.
Utilizarlo solo como medida excepcional en los momentos críticos (p.ej. solo durante la visita veterinaria o solo durante otra situación desagradable): el perro acaba asociando el bozal con algo desagradable y se hace más complicado utilizarlo más adelante. Llevar el bozal debería ser una actividad normal para el perro, así que se debería introducir en la rutina diaria del perro y ponérselo de vez en cuando incluso cuando no necesita llevarlo
Utilizar el bozal para resolver un problema de miedo o agresividad sin hacer ningún ejercicio especifico
para cambiar la percepción que el perro tiene del estímulo que provoca
la reacción de miedo o de agresividad. Si se utiliza simplemente como
herramienta prevenir mordidas, lo más probable es que el problema de
conducta empeore. En cambio, si se utiliza como medida de seguridad
dentro de un plan de modificación de conducta, es una ayuda preciosa
para trabajar en seguridad.
Utilizar el bozal para conseguir que dos perros dejen de pelearse.
Los perros se pueden pelear y hacer daño incluso teniendo el bozal
puesto y el conflicto que tienen no solo puede seguir estando sino que
puede empeorar. En cambio el bozal se puede utilizar como medida de seguridad mientras se realizan ejercicios para que los perros cambien la mala percepción que cada uno tiene del otro.
Utilizarlo para evitar que el perro realice destrozos cuando se queda solo en casa: tanto si se trata de un problema de ansiedad por separación como si son destrozos relacionados con una falta de estimulación ambiental, el bozal no resuelve el problema
y podría incluso empeorarlo. Además el perro podría hacerse daño al
intentar quitarse el bozal o acabar realizando otros comportamientos
problemáticos.
Utilizarlo para evitar que el perro ladre: los ladridos excesivos pueden tener muchas explicaciones y a menudo se relacionan con problemas de ansiedad.
Dejar al perro con el bozal puesto para que no ladre no resuelve y
puede incluso empeorar el problema que provoca el ladrido. Si el perro
tiene un problema de ladrido excesivo es fundamental identificar el
origen del problema y solucionarlo.
Utilizarlo para castigar al perro: el uso de bozal para
castigar al perro, junto con otras técnicas que se basan en la
manipulación física y en la confrontación directa para modificar el
comportamiento del perro, puede provocar reacciones agresivas (Herron et
al., 2009). En el estudio de Herron et al. (2009), el 25% de los perros que han recibido este tipo de manipulación han reaccionado de manera agresiva.
Además cuando se utiliza de esta manera el simple hecho de sacar el
bozal para castigar al perro puede desencadenar una reacción agresiva
por parte del perro.
Confiar al 100% en el bozal: el bozal se puede romper o estar
mal colocado y el perro se puede encontrar sin bozal justo en el
momento menos oportuno. Tener el perro atado puede ser un buen plan B
para los momentos críticos.
Dejar al perro con bozal y sin supervisión.
Un bozal bien utilizado, es una herramienta que puede ser útil: no la desperdicies con un mal uso.
Durante las dos primeras semanas de su vida un cachorro mantiene los párpados permanentemente cerrados porque sus ojos aún no se han desarrollado del todo, no están listos aún para descubrir el mundo. Una vez que pasan 14-16 días llega el momento de abrirlos y empezar a mirar y ver lo que les rodea.
Así comienza la aventura de un cachorro, un reportaje de la BBC que es
tan fascinante como zampable. Esta pequeña empieza a moverse gracias a
sus ojos pero, claro, no ve el mundo como nosotros. Los perros, como
bien sabéis, ven menos colores que los humanos y utilizan, por encima de los demás sentidos, el olfato.
Su
gama cromática es más reducida, mientras que nosotros tenemos tres
colores primarios -rojo, verde y azul-, los perros tienen dos, el azul y el amarillo.
Es decir, su visión se podría comparar a la de un daltónico que no distingue el rojo y el verde, algo que se conoce como deuteranopia.
Esta
es la razón por la que es buena idea comprar a tu perro juguetes que
sean azules o amarillos: para ellos un juguete rojo o naranja sobre la
hierba verde es... casi invisible.
El reportaje de la BBC, parte de The Secret Life of Dogs,
también nos explica cómo ven los perros las cosas en movimiento; casi
como si fuera a cámara lenta. Su visión está pensada para cazar a una
presa, por eso son capaces de ver mejor algo que se mueve. Por eso
atrapan la chuche mejor que nadie o pillan la pelota al vuelo.
Pocas personas están preparadas para afrontar la muerte de su perro.
Ese dolor puede ser tan intenso que muchos se sorprenden al sentir
mayor pesar por la muerte de un can que tras la de un familiar cercano. Y
se sienten verdaderamente culpables por ello: parece que no "está bien
visto" pasarlo tan mal cuando es "sólo un perro" el que ha muerto. ¿Cómo
es posible que sea tan duro y tan complicado superar ese duelo? Es
justamente lo que tratamos de analizar aquí, detallando las razones que
nos llevan a estar hundidos en esa gran tristeza. Para poder explicarlo
mejor a otras personas y a nosotros mismos.
Hay textos que ofrecen un cierto consuelo en esos momentos. También hay consejos prácticos que ayudan a entender y afrontar esa temida situación.
Dependerá
de si uno es creyente o no, de si cree en algún tipo de "más allá",
pero un proceso de duelo siempre será personal e intransferible, no hay un "periodo lógico" tras le cual ya debes sentirte mejor y tienes que haberlo superado. Y no, en ningún caso has de sentir culpabilidad por estar triste.
Las teóricas fases del duelo (negación, enfado, negociación, depresión, aceptación) son,
eso, teóricas. Este gráfico lo expresa a la perfección. Un proceso de
duelo no tiene porqué ser necesariamente ordenado, puede ser caótico,
repleto de altibajos y de reacciones inesperadas. Puedes encontrarte
mejor unos días y de pronto volver a tener un bajonazo... ¡es normal!
En EEUU y UK es fácil encontrar asociaciones que proporcionan ayuda y consejos, incluso chats online o teléfonos gratuitos que permiten hablar con voluntarios o psicólogos especializados para afrontar esos momentos con ayuda de profesionales.
Pero, ¿por qué es tan complicado? ¿Cómo es posible que llegue a afectarnos tanto?
Estos consejos y reflexiones, inspirados en un texto de PsychCentral, son realmente pertinentes.
Ayudan a tener una perspectiva más amplia y ayudan a entender ciertos
sentimientos. Porque está claro que para la gran mayoría la muerte de un
perro es comparable (o aún más dolorosa) que la muerte de un familiar. Y
también está claro que sigue dándonos vergüenza, de alguna manera, el expresarlo en voz alta.
- Has perdido un amor incondicional y constante.
Es algo que casi nunca o nunca llegas a vivir con un humano porque con
un animal no hay barreras, no hay juicios, no hay emociones encontradas.
Sólo hay amor constante.
- Has perdido mucho de golpe:
las rutinas cotidianas en torno a tu perro, la gente a la que te
encontrabas en los paseos o en los parques, la razón para salir a la
calle, los planes o rutas de fin de semana que disfrutabais juntos, la
felicidad física que genera el mirar a tu perro... para ciertas personas el perro es el núcleo de su día a día y de pronto todo esto se desvanece.
- Has perdido una compañía constante.
Lo más probable es que pasaras más tiempo junto a tu can que junto a
ninguna otra persona. Para mucha gente, de hecho, su can es su única compañía, ¿cómo no va a ser una pérdida devastadora?.
- Tu perro te permitía expresar una parte de ti que probablemente nadie más vea y eso también lo has perdido.
- Puede que en tu entorno, en tu círculo de amigos o en el trabajo, no entiendan la intensidad de tu dolor y eso hace que uno se sienta aún más solo/a, que eches de menos aún más a ese ser, tu perro, que tan bien te entendía.
-
Tú eras quien se ocupaba del bienestar y de la felicidad de ese can, y
ahora de pronto ya no está. Esto es algo que, de alguna manera, le da sentido a la vida de mucha gente y cuando, de pronto, desaparece, queda un hueco enorme, un vacío difícil de llenar.
El duelo se complica cuando
afloran sentimientos de culpabilidad (¿Hice realmente todo lo que pude
para salvarlo? ¿Si sólo hubiera ido antes al veterinario?) y, sin duda,
cuando has tenido que tomar la decisión de dormir a tu perro.
La
eutanasia, incluso aunque sea recomendada por un veterinario, es un
brutal mazazo para el alma. Sí, por un lado sabes que era lo correcto
pero es posible que todo tu ser te diga lo contrario, que deberías /
podrías haber hecho algo más, esperado un poco más, luchado un poco
más... Es demoledor recordar esos momentos y saber que la decisión fue
tuya.
No te castigues, no sientas ni culpa ni vergüenza por tu dolor:
date espacio, date tiempo, habla con quien pueda entenderte... No hay
recetas ni tampoco calendarios lógicos, no hay una forma correcta de
afrontar la muerte de un perro. Cada can es único, cada vínculo entre un
perro y un humano también y por ello, cada proceso de duelo será
siempre diferente.
El intenso y visceral dolor es el reverso de
ese vínculo igual de visceral e intenso que algunos hemos tenido la
suerte de conocer.
Hace un tiempo un pit bull
causaba heridas graves a un bebé de 18 meses en Londres (Reino Unido) y
era sacrificado de un disparo por la policía, 24 horas después de que
el mismo animal atacara a un niño de cinco años, según informan medios
británicos como el 'Daily Mail'. En nuestro país, hace un par de semanas que un dogo canario hirió a una mujer y su hija pequeña tras matar a un bichón maltés; días después un rottweiler atacaba a su veterinaria.
Casos como estos reavivan el debate sobre lo que la legislación
española denomina "perros potencialmente peligrosos", capaces de causar
grandes daños por su físico. ¿De quién es la culpa y cómo evitarlo?
Decir que los perros no aman es ignorante
Suele decirse que las mascotas se parecen a sus dueños, hasta el punto de que un estudio
de la Universidad de Leicester (Reino Unido) asegura que la 'simpatía'
de una persona —evaluada mediante un test psicológico— determina su
predilección por los perros que se consideran más agresivos. Los
resultados mostraron que los dueños más jóvenes y menos 'agradables'
tendían a preferir aquellos canes considerados peligrosos, como por
ejemplo los boxers. Estas personas no presentaban una mayor tendencia a
la delincuencia, sino que querían mostrar su estatus. Exacto: un perro
grande y fiero puede hacer las veces de Ferrari en determinados
contextos. Los métodos de entrenamiento "basados en la dominancia" defendidos por los programas de televisión pueden desatar la agresividad.
Distintas personas prefieren distintos perros, pero ¿significa eso que algunas razas son más violentas? Multitud de estudios señalan en que los factores que marcan la agresividad de uno de estos animales son variados, e insisten en que el rol principal lo juega el dueño, sobre todo en lo que respecta a la educación y socialización del animal en su juventud.
"La
influencia del ambiente durante el período de socialización (entre 3 y
12 semanas) es muy importante. Hasta las razas más dóciles pueden
volverse agresivas si no aprenden durante este período que otras
personas y perros son seguros". No haber tenido antes
un perro, no entrenarlo, mimarlo y dedicarle poco tiempo son algunos de
los factores que pueden convertir nuestra mascota en violenta. En otras
palabras: darle una mala educación.
La educación inicial es uno de los puntos clave. Un estudio de la Universidad de Pennsylvania publicado
en la revista 'Applied Animal Behavior Science' en 2009 concluyó un
entrenador agresivo obtiene a cambio un perro agresivo. Métodos de
aprendizaje como golpes e intimidación hacen poco por corregir los malos
comportamientos, pero pueden provocar respuestas agresivas.
Estos
sistemas "basados en la dominancia" y defendidos por programas de
televisión y los defensores del entrenamiento de castigo pueden desatar
la violencia hacia los dueños, pero además son erróneos en su base.
Existe la creencia de que los perros agresivos intentan imponer su
control sobre animales y personas y que la solución es ejercer nosotros
el dominio. Esto es una leyenda urbana. Un estudio de la Universidad de Pennsylvania concluyó que un entrenador agresivo obtiene a cambio un perro agresivo.
Otro
trabajo publicado en la revista 'Journal of Veterinary Behaviour'
explica que las relaciones entre estos cánidos se crean fruto de la
experiencia y no de un deseo de mostrar control sobre el resto. No hay
necesidad de mantener el liderazgo en la manada, ni tampoco de que el
dueño se imponga como 'macho alfa' sobre su mascota. Macho 'alfa', un
concepto sobre el que el ser humano también tiene una idea errónea: como
bien explica Carl Safina en una columna en 'The New York Times', el verdadero macho alfa es empático y respetuoso. En otras palabras, los animales que muestran estos comportamientos los reciben fruto de un entrenamiento humano inadecuado.
Comprender
las causas que desencadenan los perros es fundamental para impedir
ataques y muertes humanas, también para evitar sacrificios innecesarios.
Un estudio de la Universidad de Córdoba (España) llevado a cabo en 2009
con más de 700 animales demostró que el tamaño pequeño, el sexo
masculino, una edad comprendida entre los 5 y los 7 años y sí, también
la raza, eran factores que determinaban la agresividad a nivel
poblacional. Sin embargo, el mismo análisis concluía que todo esto tenía
un "peso mínimo" en el comportamiento del animal individual.
La solución no es fácil: "Escoger cachorros de padres
dóciles y amistosos y hacerles sociabilizar entre las 3 y 12 semanas de
edad serían los factores más importantes". El resto depende de nosotros: "educar a la sociedad
para que aprenda a leer el lenguaje corporal" de estos animales para
interactuar con ellos de forma más segura sería una buena solución.
Cualquier raza puede ser agresiva, pero la causa no está en el perro
Según un estudio de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena los perros son capaces de interpretar el comportamiento humano,
porque nos estudian continuamente y se esfuerzan por entendernos. “Los
perros ya hacen un esfuerzo enorme por entender nuestros gestos e
incluso lo que les decimos. Ahora nos toca a nosotros”, sostiene Ingrid.
Entender las necesidades del perro desde el primer momento y
adiestrarle desde cachorro para vivir en sociedad evitará males mayores
en un futuro: problemas de comportamiento, posibles situaciones
incómodas conflictivas e incluso abandonos. El perro se sentirá más
comprendido y mucho menos estresado en su día a día y el amo más
conectado a su mascota, seguro y tranquilo con su animal de compañía.
Entender al perro y adiestrarle desde cachorro hará que el animal se sienta más comprendido y menos estresado”
Esta es una de las grandes tareas pendientes en España, según
esta psicóloga canina (I. Ramón) que ha trabajado en países donde la relación
humano-perro es mucho más avanzada. “En otros países como Reino Unido o
Estados Unidos ocurre algo totalmente inverso: en esos países la gente tiene muy asumido que a un cachorro hay que educarlo lo antes posible y que esto debe hacerlo un profesional, así que lo primero que hacen es apuntarse a clases de cachorros”.
Sería como el equivalente a tener un niño y llevarlo al colegio,
indica. Además, los propietarios de animales tienen el hábito de
llevarlos a clases de obediencia, tanto en grupo con privadas: “De esta
manera se ahorran muchos de los problemas más comunes en la convivencia
con perros y crean un mejor y mayor vínculo con el perro”, comenta.
En España, esto se hace poco. Nos encontramos entonces con
perros adultos poco equilibrados, muchas veces porque se ha obrado mal
por desconocimiento. ¿Los errores más comunes a la hora de educar? “Socializar al perro incorrectamente, pegarle o estresarle cuando no hace lo que ellos quieren sin habérselo enseñado”, comenta la profesional en educación canina.
La agresividad: el principal motivo de consultas a adiestradores
Educar al perro desde cachorro con ayuda profesional evita muchas situaciones futuras de conflicto. “Los principales problemas por los que nos contratan en España son agresividad y ansiedad por separación”, explica Ingrid. La agresividad puede llevar a sustos e incluso a la muerte, como ocurrió a una mujer de 40 años que apareció muerta en su domicilio de Madrid a causa de las mordeduras de uno de sus perros.
En países como Estados Unidos o Reino Unido los propietarios de
perros tienen la costumbre de llevarlos a adiestradores desde cachorros,
como a un niño al colegio”
La agresividad es un tema preocupante para cualquier amo de
perro, que se ve frustrado cuando se descontrola la situación y se
siente incapaz de dominar al animal. Pero el perro, según destaca
Ingrid, ante todo intenta evita el conflicto. Sin embargo, recurre a la agresividad como una herramienta para defenderse ante una situación que le incomoda. El problema es que hemos negado esa capacidad al perro, y nos escandaliza cuando utiliza su naturaleza animal.
“El estándar de exigencia que tiene un perro no se lo presuponemos a ningún otro animal.
Por ejemplo, si hay un cocodrilo con hambre y tu le metes la mano en su
comida, a pocos nos sorprendería que defendiera su comida y nos
mordiera; en cambio, de un perro se considera un ultraje que haga
exactamente eso. Son comportamientos que se pueden y se deben enseñar
(correctamente) para una convivencia sana, pero que muchas veces se le
exigen al perro porque es lo que ‘debe’ hacer”.
“Un perro que necesita llegar a gruñir e incluso te muestra los dientes o muerde indica que está claramente en conflicto contigo.
Te está diciendo que hay algo en la situación que no le gusta, que está
incómodo, que por favor pares. Y si no es el caso, necesitará
defenderse. Sea cual sea la razón, el gruñido e incluso el mordisco son
la punta de iceberg”, continúa.
En estos casos, en lugar de acudir al castigo (algo que solo
aumentará la agresividad o romperá vuestra relación y lo convertirá en
una bomba de relojería), la experta explica que “hay que descubrir la raíz del problema
(dolor, miedo a ser tocado, posesividad de recursos, estrés, malas
asociaciones, etc…). Cuando la trabajemos, eliminaremos todas estas
advertencias automáticamente”, sostiene.
El mal comportamiento es la razón del 11% de los abandonos de animales de compañía”
Tratar la agresividad en perros
La
agresividad es un problema que trae de cabeza a los dueños. Tanto es así
que según datos de la Fundación Affinity, el mal comportamiento es la razón del 11% de los abandonos de animales de compañía, muy por delante del fin de la temporada de caza, por ejemplo.
¿Cómo trata un profesional un problema de agresividad en un animal que ha adquirido ese comportamiento? “Lo primero que trabajo son los niveles de estrés para proporcionarle más calma al perro y
que así sea capaz de aprender, además de mejorar automáticamente su
calidad de vida. Una vez se consigue esto (y nunca antes) se le puede
enseñar al animal otras maneras de vivir esa situación, comportamiento
nuevos y soluciones diferentes a las que está tomando hasta ahora”,
explica la psicóloga canina.
Es importante saber que este problema puede afectar a cualquier raza, no únicamente a las consideradas como PPP (Perros Potencialmente Peligrosos). Por eso esta educadora canina está muy en contra de esta calificación.
“Es una ley sin ninguna base científica y que no ha servido más que para una cosa: condenar a millones de perros al estigma social a acabar abandonados y con muy pocas probabilidades de adopción, ya que el camino para hacerlo está lleno de trabas”, sentencia.
Catalogar a unas razas como PPP es “condenar a millones de perros al estigma social a acabar abandonados”
Aun así, no son pocos los países europeos donde está
directamente prohibido tener perros catalogados como razas
potencialmente peligrosas. “En algunos países parece ser que es más fácil, barato y provechoso prohibir que educar.
El miedo social creado también influye y el hecho de que se tengan
perros sin tener conocimientos previos tampoco ayuda”.
El líder de la manada. ¿Cómo educar a un perro?
Otro de los conceptos que se han hecho famosos en estos últimos años y
que es muy criticado por esta adiestradora es el de educar siendo “el
líder de la manada”: “Cuando enseñas a un perro así, te hace caso porque te tiene miedo y quiere evitar el castigo y los efectos para él son devastadores”.
El problema de esto es que mucha gente que utiliza este método “no observa los signos de miedo que expresa el perro y se piensa que porque ha dejado de hacer un comportamiento es gracias a que ellos han sido ‘líderes o machos alpha’”. Mentira
La realidad es que “el perro se está inhibiendo por miedo al castigo.
Una vez el “educador” desaparezca o la motivación para hacer el
comportamiento sea más alta, volverá a surgir, y normalmente con más
intensidad. Un líder enseña, educa, saca lo mejor de ti, lo potencia y
te anima a seguir tu destino. Lo contrario de esto es un dictador”.
Un líder enseña, educa, saca lo mejor de ti, lo potencia y te anima a seguir tu destino. Lo contrario de esto es un dictador”
Educar en positivo
Entonces, ¿cuál es el método? “El adiestramiento en positivo, un
método que requiere de grandes conocimientos de cómo siente, vive y
aprende un perro”, explica. “No hay necesidad de correcciones, ya que al facilitarle el camino para que solo lo pueda hacer bien, el perro aprende directamente lo que queremos que haga. Y si para él es beneficioso (y ese es nuestro trabajo, hacer que lo sea) lo repetirá sin ningún problema”.
Es mucho más que solo dar premios: “Es entender al perro, guiarlo y
darle lo que quiere a través de un comportamiento que nosotros valoramos
como correctos. Todo ha de ser divertido para los dos, ¡se aprende
jugando!”, dice Ingrid.
“Lo primero que debemos entender es que si un perro hace algo es porque hay un beneficio para él,
aunque a nosotros a primera vista no nos lo parezca. Por ejemplo, si un
perro tiene miedo a que otros perros se le acerquen, puede haber
aprendido a ladrar e incluso mostrar signos más evidentes de
agresividad, para así conseguir que otros perros se alejen y le dejen
tranquilo”.
Esta conducta puede ser problemática para nosotros, pero para el animal es efectiva y por eso la lleva a cabo. “Aquí es donde necesitamos a un buen profesional para que nos ayude a cambiar la percepción del perro, a hacerle positiva esa situación que vive como negativa”, comenta la adiestradora.
Una conducta que puede ser problemática para nosotros, para el animal puede ser efectiva y por eso la lleva a cabo”
Porque para tener una sociedad con perros equilibrados solo
hay un camino: un mejor entendimiento entre humanos y caninos. Los
perros ya están haciendo su esfuerzo con la gran capacidad de
adaptación. Ahora faltamos nosotros.
Para tener una sociedad con perros equilibrados solo hay un camino: un mejor entendimiento entre humanos y caninos”
A menudo suelen decir que quien nunca ha tenido
una mascota, quien nunca ha descubierto lo que es vivir con un gato
cautivador o con un perro obsesionado en pedirte un poco de atención, no
sabe lo que es el amor más puro y desinteresado…Ese que se ofrece a
cambio de nada, el que carece de resentimientos y que calladamente, y a
través de pequeños detalles, va haciendo de tu vida un escenario más
plácido, agradable y auténtico.
Entendemos el término
mascota como a ese animal domesticado que convive con los seres humanos.
Sin embargo, podríamos decir que esta idea va más allá: no sólo
convive, son parte esencial de la propia familia.
Es posible que para mucha gente esta idea sea difícil de entender, en
especial si nos centramos solo entender la palabra familia como esa
unión a través de la sangre que establece un tipo determinado de
relación y parentesco.
Ahora bien, en realidad esta palabra contiene muchos enfoques. En ocasiones, la sangre no es bastante para “crear familia”,
porque son los vínculos basados en la reciprocidad, las relaciones
significativas y esa autenticidad del día a día la que nos une, la que
hace que necesitemos a nuestro alrededor tanto a personas como animales.
Toda emoción positiva, venga de donde venga nos enriquece y nos hace crecer.
Así pues, no pasa nada si a nuestras mascotas les hacemos cada día ese
hueco en el sofá junto a nuestras parejas o nuestros hijos.
Puede que alguien se ría si les explicas que cada mañana te viene a
despertar tu gato, o si tu perro te intuye antes tus tristezas que tu
propio padre. También ellos forman parte de nuestra vida emocional, y por ello, los acogemos, los integramos y los reconocemos como parte íntima de nuestro microcosmos particular. De nuestra familia.
Cuando somos adoptados por una mascota
¿Has experimentado ya lo que supone ser adoptado por una mascota? Cuando un animal llega a nuestra vida nos observa con timidez y asombro, porque el mundo de los humanos es a veces demasiado complejo para él.
Las personas somos
volubles, almacenamos momentos de ira e instantes de felicidad, en
ocasiones practicamos el rencor y lo que hoy no nos gusta mañana nos
apasiona. En cambio ellos, los gatos, los perros, son siempre iguales y
solo esperan una cosa: que los quieras.
Cuando somos adoptados por una mascota cambian muchas cosas en nuestro interior
de las que no nos damos cuenta. Sin embargo ellos, a través de sus
miradas limpias, juguetonas y sinceras, saben leer muchas más cosas de
las que pensamos.
– Al adoptar a una mascota descubrimos de pronto, que somos el centro de atención de un animal, quedepende de nosotros… y nosotros de ellos. Adoramos ese instante en que llegar a casa, y ser recibidos con esa alegría desbordante.
– Ellos necesitan ser integrados en la familia como un miembro más. Les gustan las rutinas, los hábitos y que siempre les tratemos de la misma forma, sin incongruencias.
– Cuando la adopción se convierte en plena integración, todos cambiamos un poco. Ellos se vuelven protectores, somos sus vínculos más estrechos, sus referentes, su manada, y su regazo de la tarde donde echar una siesta.
– Ellos, para nosotros, son ese desahogo emocional de cada día, nuestros confidentes silenciosos, el consuelo de las tristezas y la explosión de los instantes de risas y distensión.
Cuando somos adoptados
por una mascota nuestra familia se hace más grande, y nuestro corazón
más fuerte. Cuidarlos será entonces una obligación, pero quererlos, es
el mejor de los privilegios.
Mi mascota es única, y yo soy único/a para él
Si hay un aspecto gratificante a la hora de integrar a un perro o un gato en nuestra familia, es la sensación de que somos el centro de sus existencias.
No pasa nada si un día te levantas de mal humor, o si hoy la jornada ha
terminado de la peor forma posible y has fracasado en tus objetivos…
Para ellos, para
nuestros animales, siempre somos los mismos pase lo que pase. No
importan tus errores, tus descuidos, tu aspecto y aún menos cuál sea tu
pasado. Ellos viven el momento presente y solo saben demostrarte que
eres alguien que merece ser amado/a
En ocasiones, ataviados como vamos con nuestras preocupaciones diarias, con nuestras prisas y responsabilidades, no nos damos cuenta de cómo nos atienden las miradas de nuestros perros, de nuestros gatos… Y es algo que deberíamos hacer.
Ellos viven cada momento de la forma más plena posible. El ayer no existe y el mañana no tiene sentido,solo ansían pasar un buen rato contigo, esperando siempre que sea el mejor, el más intenso distendido y feliz.
No son exigentes, nunca te juzgarán y tienen la sutil habilidad de
sacar lo mejor de ti. Cuando llegas a casa con la tristeza pegada en tu
rostro, ellos, tus mascotas, tu familia, saben como desvanecer tus penas al instante.
Siempre aceptan un
abrazo, una caricia y una palabra amable. Se dejan querer esperando que
tú hagas lo mismo. Son criaturas leales que hacen nuestro día a día una
aventura de anécdotas, de instantes amables que siempre dormirán en el
mejor lado de tu corazón.
Hoy en día el estudio que se realizan a nuestros animales de compañía,
son cada vez más exhaustos y certeros. Los descubrimientos que van
aportando las investigaciones, hace pensar que nuestros queridos amigos,
sobre todo perros y gatos, tienen emociones e incluso conciencia, tan
solo basta observar sus miradas, sus actos hacia nosotros, el amor que
nos profesa. Todo aquel que tenga un animal de compañía sabrá de lo que
hablamos.
Entonces a nosotros nos salta esta pregunta;
¿Si tienen emociones, sentimientos, conciencia? ¿Porqué los animales no van a tener Alma?
En el mes de Diciembre del 2014, saltó a las noticias unas
declaraciones del Papa Francisco que hacían referencia al lugar donde
iban los animales cuando morían y es que el pontífice, citando al
apóstol Pablo, dijo: “Un día veremos a nuestros animales de nuevo en la eternidad de Cristo. El paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”, lo que lleva a decir que los animales tienen alma.
Todo vino a raíz de que un niño se acercara al Santo Padre
comunicándole que su perro había fallecido, a lo que el Papa,
consolándolo le afirmó que “su perro iría al cielo“.
La polémica no tardaría en saltar dentro del Vaticano entre los más
conservadores, que lo interpretan como un cambio en el catolicismo y
consideran que los animales no tienen alma. Tema que ha sido de mucha
controversia, ya el Papa, Juan Pablo II afirmaba que los animales tienen
alma y por el contrario Benedicto XVI en el año 2008 declaraba que no.
Independientemente de lo que afirmen los pontífices y las opiniones
del interior del vaticano, este es un tema del que cada persona tiene
su propio criterio, sin tener nada que ver con el veredicto de
religiones o por lo que otros pongan en juicio.
¿ Los animales tienen alma?
Podría ser posible, si la tenemos los seres humanos.
¿Y si reparamos en una cuestión? Si a la palabra animal, le quitamos
la “L” lo que queda es, ANIMA y ¿qué es sino el ánima?… pues, el Alma.
Por otro lado si los animales tienen conciencia, también existe la
posibilidad de que tengan alma. Y decimos que los animales tienen
conciencia porque un grupo de científicos, entre ellos Stephen Hawking,
tras las investigaciones realizadas aseguraron que los animales sí que
tienen un visible grado de conciencia. Los animales tienen en su
cerebro los substratos que llegan a la conciencia, según los datos, los
animales sobre todo esos que tenemos en nuestra compañía poseen
bastantes más capacidades de la que se pensaba.
Habrá muchos que lo califiquen de ridículo, lo que demuestra lo
arrogante que somos la humanidad al creernos únicos y exclusivos en
ciertos aspectos y es porque olvidamos que el mundo no está creado para
nosotros, sino que fuimos creados en él.
Entonces ¿dónde van nuestras mascotas cuando mueren?
Todas aquellas personas que amamos a los animales seguro que pensamos
que nuestra mascota cuando fallece no se va para siempre y que a pesar
de la tristeza que nos embarga tras su muerte, nos aferramos a que hay
“otro lado” para ellos también, y que el alma de los animales viajan a
un lugar donde seguirán siendo felices.
Hay un libro que recomiendo escrito por Laila del Monte que se titula “¿Por qué lloráis lo que no muere?” En
él explica la transición de los animales hacia el más allá después de
la muerte de nuestra mascota y nos ayuda a disipar las dudas y preguntas
que nos hacemos sobre la muerte de los animales, contribuyendo a que
veamos más claramente que existe para ellos “después”.
Sea lo que sea, con toda probabilidad nuestras mascotas cuando fallecen tienen un paraíso, tienen un cielo esperándoles en el más allá pues como dice el Papa Francisco el paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios
y ellos sin duda se lo merecen por sus cualidad de ser seres
incondicionales, ellos nos amará por encima de todas las cosas y jamás
nos fallarán.
¿Acaso no se merecen un paraíso? ¿Un cielo para mascotas en el que descansen felices?
Nuestras mascotas tienen emociones, tienen conciencia, luego tienen alma.